Era la primera vez que Domingo Trujillo y la tripulación de la Salvamar Mízar dejaban el rol de marineros para hacer de comadronas
El patrón que ayudó en el parto de la patera: "Aún estamos en el aire"
Era la primera vez que Domingo Trujillo y la tripulación de la Salvamar Mízar dejaban el rol de marineros para hacer de comadronas
Domingo Trujillo había compartido hace tiempo con sus compañeros de tripulación la corazonada de que algún día tendrían que asistir un parto. Ayer fue el día, el patrón de la Salvamar Mízar cortó el cordón umbilical del primer bebé que nace en una patera durante el Covid-19: "Ha sido fantástico, aún estamos en el aire".
A las 16.47 de este martes, los tripulantes de la embarcación de Salvamento Marítimo asignada al puerto de Gran Tarajal (Fuerteventura) recibieron un aviso para acudir al rescate de una patera, a unos 70 kilómetros de su base. En principio, se trataba de una patera más cerca de 70 que han llegado a Canarias en cuatro meses.
A las siete de la tarde lograron llegar. Domingo, que realizaba las funciones de patrón, cuenta a Efe que se encontraron con una neumática de unos seis metros "atiborrada de gente".
Hicieron señas para que pararan y desde la neumática sus ocupantes obedecieron, pero uno, nervioso, no paraba de hacer aspavientos y señalar a una de las cuatro mujeres que iban a bordo.
"Les indicamos que esperaran, para aligerar un poco la neumática y, una vez remolcamos a algunos, saltamos", explica Domingo Trujillo. Y se encontraron con la sorpresa que cambiaría el relato de este rescate: la noticia no iba a ser el número de ocupantes de la patera, ni su lugar de procedencia, sino que a bordo viajaba un recién nacido.
Su madre no dudó en subirse en una neumática en El Aaiún junto a otras 33 personas, 29 hombres y cuatro mujeres más deseosos de llegar a Europa. Las cifras del Covid-19, con más de 200.000 contagiados y 24.275 muertos en España, no debieron de asustarla o, tal vez, el futuro que le esperaba en África aún le daba más miedo.
De un duro país si eres mujer
La mujer aseguró ser de Costa de Marfil. De ahí proceden algunas de las jóvenes que arriesgan la vida en los últimos meses en la ruta atlántica hacia Canarias, un país que el Foro Económico Mundial sitúa entre los diez del mundo peores para vivir si eres mujer, según el informe "Mujeres del continente, mirada al futuro".
Tras ver a la mujer con el recién nacido en el regazo, decidieron sacarlos a la vez. "No sabíamos aún si tenía la placenta dentro o no", explica este trabajador de Salvamento Marítimo.
Una vez en cubierta, comprobaron que la había expulsado. "Entonces los dejamos juntos, bien seguros, hasta terminar el rescate, luego cogimos el bebé y con unas cintas de electricista le amarramos el cordón umbilical y cortamos", explica el patrón.
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Los tripulantes de la Mízar arroparon a la madre, improvisaron una especie de cuna con mantas para mantener con calor a su criatura, prepararon a la mujer para que pudiera seguir la travesía y decidieron continuar el viaje. El resto de los miembros de la patera aún seguía soñando con pisar tierra firme y llegar a España.
Gracias a que uno de los tripulantes se desenvolvía en francés, pudieron saber que el parto había sido por la mañana y, sobre todo, entender las palabras emocionadas de una madre que les agradecía que les hubieran salvado la vida.
Domingo Trujillo explica que tuvieron que llamar al 112: "Los cuerpos estaban muy fríos. Nos dijeron que los desnudáramos, los pusiéramos juntos y los abrigáramos. Entonces, empezaron a recuperar temperatura".
Un termómetro digital, destinado en principio a alertar de un posible enfermo con fiebre en estos tiempos de coronavirus, les permitía controlar la temperatura, luego oyeron llorar al bebé, tal vez de hambre. Domingo y sus compañeros respiraron tranquilos.
Marineros convertidos en comadronas
Pasado un día del rescate, a este patrón de Salvamento aún se le eriza la piel recordando la situación. "Es la primera vez que vivimos algo así. Es caótico mientras sucede, pero una vez que se ha terminado es muy relajante y satisfactorio, nos sentimos muy orgullosos del trabajo", confiesa. Él resume todo ese cúmulo de sensaciones y experiencias con sincero "Se queda uno muy bien”.
No es la primera vez que Domingo Trujillo y el resto de tripulantes de la Salvamar Mízar tienen que rescatar en alta mar a niños, algunos de meses, pero sí la primera que dejan de ser marineros para hacer de comadronas.
Poco antes de las nueve de la noche, la patera llegó al puerto de Puerto del Rosario. Allí les esperaban un grupo de gente con máscaras, guantes y algunos con trajes de protección. Llegaban a territorio coronavirus.
El relato lo continúa ahora Esperanza Bardanca, uno de los rostros más conocidos de Protección Civil en Fuerteventura. Lleva años ayudando a traer niños al mundo, aquellos que nacen en alguna ambulancia rumbo al hospital de la isla porque las contracciones y las distancias en carretera acaban jugándosela a las madres.
Ayer fue la encargada de coger en brazos al bebé y llevarlo hasta la ambulancia, mientras los medios de comunicación lanzaban fotos y grababan en vídeo el momento. Tal vez, era la noticia más bonita que cubrían en los últimos tiempos.
La espinita de esperanza
Con el rescate de este martes, tal vez también, Esperanza se quitaba una espinita. Durante la anterior etapa de llegada de pateras a Fuerteventura, vio cómo los equipos de rescate intentaban sin éxito salvar a un bebé de unos meses que habían localizado en alta mar en una patera mientras viajaban rumbo al archipiélago.
El pequeño ha tenido más suerte. No ha trascendido aún el nombre que su madre ha pensado para él, pero sí que los dos se encuentran juntos y en buen estado de salud en el hospital de Puerto del Rosario.
Esperanza cuenta que la madre estaba muy cansada y mareada por la travesía. Ya en el hospital le pegaron el bebé al pecho y el niño, al que describe como "un superviviente nato", comenzó enseguida a mamar y es que, según apostilla esta voluntaria de Protección Civil, "el hambre es muy fea y uno se tiene que buscar la vida".
Está previsto que este jueves la madre y el pequeño reciban el alta médica. Posiblemente la siguiente parada será alguna de las casas de acogida de Cruz Roja en Fuerteventura.
En los últimos meses, Cruz Roja no ha parado de recibir la visita de la cigüeña. Ayer, martes, nació otro bebé, cuya madre también llegó en patera hace poco a Fuerteventura.
Es el segundo que nace en la isla en abril, el otro fue el día 9. En lo que va de 2020, siete mujeres inmigrantes llegadas en patera a Fuerteventura han dado a luz en el hospital de la isla.
El nacimiento de este martes es el segundo que se produce a bordo de una patera este año rumbo a Canarias. El 8 de enero, otro niño nació y murió en una patera con 45 personas a bordo antes de llegar a Lanzarote.
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